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Almarza

El arca.

El arca.

Siempre suele salir un día soleado, aunque la mayoría de las veces, con nieve.

Es una buena costumbre no perder la tradición. Se lleva y trae el arca con mucha alegría, y siempre con algún mozo bailón encima. No sé como la pobre arca ha resistido los avatares del peso a través de los tiempos...

Allí, el alcalde, y el que hace sus veces en San Andrés, se juntan para intercambia el arca y sus discursos. Y algunas veces en sus palabras se deja ver alguna fina ironía.

En la plaza del pueblo, el Ayuntamiento, obsequiar con unas pastas y unos licores.

Sakkarah

Aquí os dejo un artículo interesante que nos habla de ella:

Almarza y San Andrés son dos interesantes localidades situadas al norte de Soria, entre las sierras de Tabanera, Alba y Montes Claros y al pie de los Cameros. El río Tera se encarga de animar sus términos y la vegetación exhuberante a base de roble, pino, carrasca, tejo, haya y mil especies más en su sotobosque, hace las delicias de gran número de animales salvajes.

En la actualidad Almarza es cabecera de municipio y agrupa los lugares de Cubo de la Sierra, Gallinero, Portelárbol, San Andrés, Segoviela, Sepúlveda de la Sierra y Espejo de Tera. El censo de 1998 nos decía que en este municipio vivían 632 almas, que diría Madoz; la mayor parte de ellas se las reparten Almarza y San Andrés. Los que nos estén leyendo, si a la vez nos siguen, sabrán que no resulta raro hallar comarcas tan pobres de almas en Soria, pero podemos asegurar que las hay más deshabitadas. Nos perdonarán los almarceños y convecinos si, renunciando por unas líneas a nuestras convicciones, damos más importancia al entorno, conscientes de que sin el hombre nada sería como es. Pero es que esta gran comarca abunda tanto de naturaleza que despista del hombre. Además de las sierras que ya hemos mencionado, forma parte del entorno el acebal de Garagüeta, lugar que se nos presenta humanizado, sin que el hombre tenga mucho que ver, alcanzable, a la medida, con unos tonos de verde que sólo la naturaleza es capaz de conseguir, y unos hongos como puestos a propósito, con animales dibujados acordes con el maravilloso decorado.

Los hombres también dejaron su impronta, y lo harían a través de la ganadería trashumante con toda la cohorte de mestas, mestillas, cañadas, veredas, cordeles, prados, documentos que amparaban a mayorales, pastores, ayudantes y zagales y, por encima de todos ellos, los grandes propietarios, quienes serían agraciados con títulos nobiliarios, y, nobleza obliga, ellos se verían obligados a engrandecer los pueblos costeando iglesias y capellanías, blasonando las casas de piedra, la noble piedra ya por ella misma, y dejando para la posteridad un patrimonio digno de ser enseñado. Anduvieron por esta zona los Medranos –después condes de Torrubia-, los Vinuesa, Ríos, Montenegro, marqueses de Vadillo, de Zafra, condes de Guendulain, Gómara, Puebla de Valverde... Y, mientras la trashumancia iba desapareciendo, la nobleza se hacía innecesaria y los colonos recobraban sus tierras, los escudos se iban dorando y embelleciendo más, libres ya de pesos. Lo que fuera casa fuerte de los Medranos se fue convirtiendo en quesería, la casa de los López Montenegro en colegio, el solar sobre el que se autorizó el marquesado de Vadillo se hundió ...

Cada año, por la festividad de los Reyes Magos, dos pueblos de esta tierra, Almarza y San Andrés, se unen para llevar a cabo una ceremonia, por lo sencilla, entrañable, ya que recoge el respeto de unos pueblos por su historia. Los siglos pasan pero unos documentos unen ese pasado desde el año 1367 hasta hoy mismo. Esos documentos se encuentran guardados en un arca de madera y, en ella, se concentra la historia de una comunidad que fue, que es y que será, gracias a ellos y a la voluntad de todos por conservarla. Y esa historia, dentro del arca, cada año, se traslada de un pueblo a otro para ser custodiada por todos, con sus alcaldes a la cabeza. Decimos del "Traslado del Arca".

Hace unos días, con la ceremonia que requiere el acto, el Arca fue llevada al Archivo Histórico Provincial para que sus técnicos procedan, por espacio de dos meses, a la filmación de todos esos nombres, fechas, cifras y firmas reales, para que estos puedan ser estudiados por los investigadores que lo deseen. Es una forma más de colaborar con la Historia. Pero ya hace más de sesenta años, Blas Taracena Aguirre hizo una relación de estos documentos, e inventarió 38. Por ellos sabemos que la dehesa, sus privilegios y organización, era compartida por cuatro lugares: Almarza, San Andrés, Cardos y Pipahón, estos dos últimos despoblados en la actualidad.

A la espera de investigar sobre ellos y extendernos más en una próxima entrega, diremos que de estos dos enclaves existe primera noticia en el censo elaborado en 1270. Cardos, perteneciente a Almarza, se ubicaba a mil metros al sur, a la derecha, lindando con la carretera de Almarza a Soria, frente al punto kilométrico 21,500; este lugar se conoce también como San Miguel. Por su lado, Pipaón, en el que fuera término de San Andrés, estaba a unos doscientos metros a la derecha del río Tera, y a unos trescientos de la confluencia del arroyo Celadillas. Los datos los recoge el padre Gonzalo Martínez Díez, en su muy interesante obra "Las Comunidades de Villa y Tierra de la Extremadura Castellana".

Vayamos, como adelanto de lo que en un futuro puedan ser nuevas investigaciones, a pasar la vista por lo que Blas Taracena recogió de este arca. Los documentos, en su forma externa, están escritos unos sobre pergamino –los correspondientes a las fechas de 1367 a 1497-, otros mixtos pergamino-papel, algunos son de papel pero forrados en pergamino, los hay encuadernados, otros envueltos en cantorales, un cuaderno de papel forrado en piel roja y dos enormes sellos de plomo, por hacer un inventario somero.

El más antiguo de estos documentos –número 1 de la clasificación de Taracena- es el "Traslado de una carta de privilegio dada por el rey don Alfonso amparando a los cuatro Consejos de Almarza, San Andrés, Cardos y Pipahón en la posesión de la dehesa. Fecha 15 de junio era 1367. Dada en ¿Madrid?". La mayor parte de los legajos dan por hecho que la posesión de la dehesa boyal es compartida por los cuatro lugares: San Andrés, Almarza, Pipaón y Cardos. A lo largo de la historia, diferentes reyes confirman los privilegios, siempre reconociendo la co-propiedad. Los contenciosos eran mantenidos con otros lugares y entidades. Así, en hoja de pergamino, el rey Enrique confirma el privilegio dado por el rey Juan en Burgos, el 20 de agosto de 1417, en el que ordena a la ciudad de Soria "que no les inquiete –a los cuatro lugares- en la posesión de la dehesa y que no les interrumpa el disfrute de la misma". Contencioso también debieron mantener con la Mesta, según se desprende del documento 9 del inventario Taracena, "ejecutoria ganada contra el Concejo de la Mesta por Almarza en el mes de agosto de 1463"; el número 13 recoge asimismo el pleito mantenido contra la Mesta y doña Teresa Vinuesa Salcedo "sobre hacer baldear la dehesa".

Cuando puedan consultarse todos estos papeles, se sabrán las penas sobre los ganados que entren a la dehesa (provisión real dada en Madrid el 20 de febrero de 1530) según las ordenanzas dadas por el emperador Carlos y la reina Juana, su madre. Sabremos detalladamente de la sentencia sobre la Casa de Vadillo impidiéndoles "gozar el camino que está por cima del molino de los herederos de Manuel Gonzalez vecino de Almarza", o de la ejcutoria ganada en Valladolid, el 21 de junio de 1652, contra don Antonio de Salcedo, y que le impedía pasar con sus ganados por la dehesa. De 1675 se conserva una escritura de compromiso hecha entre los lugares de Almarza y San Andrés con el de Gallinero sobre que estos últimos no puedan entrar "con vara alta" (1) en el término común de los primeros.

Existen, entre todos estos legajos guardados cuidadosamente en el Arca, algunos que se refieren a otros pleitos por la posesión de la ermita de los Santos Nuevos, firmados por el venerable Palafox, obispo de Osma, que comentaremos en un próximo trabajo para el que seguiremos al padre Damián Janáriz y su investigación sobre las ermitas de la diócesis de Osma.

Hemos acudido al Catastro del marqués de la Ensenada para ampliar la información del objeto físico de toda esta documentación. En 1754, para aportar los datos al catastro que hacemos referencia, según la pregunta 12 del formulario, ésta se interrumpió para proceder al protocolo: "Se suspendió esta pregunta hasta la concurrencia de los alcaldes regidores y peritos del lugar de San Andrés para responder uniformemente con los de Almarza sobre el procedido de la dehesa común de uno y otro pueblo (...) [comparecieron] Gregorio Santa Ana y Manuel Ventosa Moral, alcaldes de San Andrés, y Juan Martínez Tejado y Pedro Tierno, regidores, Francisco Sanz y José Hernández, peritos...". Dijeron que "la dehesa es común de uno y otro pueblo pro indiviso", era considerada de primera calidad y estaba poblada de robles y hayas. Solamente la parte perteneciente a Almarza ocupaba 1.762 yugadas (2) de las 4.886 para todo el término. Por razón de pasto, leña y bellota produce 4 reales de vellón/año/yugada".

(1) Según el Diccionario de Autoridades, "entrar con vara alta" es una expresión con que se dice de cualquiera que quiere ostentar superioridad o mando.

(2) Una yugada correspondía a 3.200 varas castellanas cuadradas; cada vara mide 83,59 cms. Pero ya yugada era también considerada la porción de tierra de labor que podía arar una yunta en un día; también equivalía a cincuenta fanegas.

© Isabel Goig Soler

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