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Almarza

Castro de Zarranzano.

Castro de Zarranzano.

Cerca de la confluencia de éste con el río Tera, podemos apreciar el Castro Celtibérico "Zarranzano", donde se aprecian dos casas, una circular y la otra de base cuadrangular, superpuestas, así como la muralla del Castro y la bajada artificial hacia el río Tera.

 

En éste se ha podido estudiar una vivienda circular que aprovechaba en parte los muros de otra cuadrangular a la cual se superpone,de 5 metros de diámetro y 50 cms. de grosor de muro; en el centro de la misma se disponía el hogar y la puerta parece estar indicada por un enlosado dispuesto al exterior en la zona suroeste. La planta cuadrangular inferior, no excavada aún en su totalidad, tiene doble anchura de muro, y en ella también se localizó un hogar y, adosado a él, un vasar, sobre el que se apoyaba un molino de mano barquiforme.

 

En Zarranzano sólo existe la fase antigua de los castros

 

Los emplazamientos son estratégicos, presentándose en lugares de fácil defensa debido a sus óptimas condiciones naturales, espolones, espigones fluviales, escarpes, colinas o laderas, con una altitud media de 1200 m. sobre el nivel del mar.

Las dimensiones de los castros son reducidas, siendo su superficie total inferior a una hectárea, erigiendo construcciones defensivas en las zonas que no están protegidas por las condiciones naturales. Así pues, la mayoría de los poblados se fortifican con una única línea muralla de piedras de careo natural, mampostería asentada, en la mayoría de los casos, en seco, protegiendo el flanco más accesible, aprovechando para su trazado las afloraciones rocosas. Estas murallas estarían formadas por dos paramentos paralelos cuyo espacio interior se rellena con piedra y tierra, pudiendo ser ataludadas, ofreciendo sección trapezoidal, o presentar paramentos verticales, con unos grosores que oscilan entre 2,5 y 6,5 m., llegando a alcanzar alturas en torno a los 2,5-3 m., e incluso 4 - 4,5 metros.

Las puertas son difíciles de documentar, siendo simples interrupciones en el trazado de la muralla  o en uno de los extremos junto a un cortado. La existencia de torreones se documenta por el aumento en los derrumbes en determinadas zonas del trazado de la muralla.

 

Un elemento característico de los castros son las Piedras hincadas o  chevaux-de-frise, sistema defensivo que consiste en colocar series de piedras aguzadas y de aristas cortantes, hincadas en el suelo, sobresaliendo entre 0,30 y 0,60m., en la zona más vulnerable del castro, por lo que no siempre acompañan a la muralla en su recorrido.

 

La presencia de fosos está atestiguada en algunos poblados a partir de la observación de una ligera depresión, que bien pudiera ser fruto de la extracción de material en estas zonas con vistas a la realización de diversas construcciones.

En cuanto al urbanismo, cabe decir que es el aspecto menos conocido ya que se detecta con dificultad, lo que llevó a que muchos supusieran que la arquitectura doméstica estuviera constituida por simples cabañas de arquitectura efímera, considerando que las construcciones de mampostería habrían comenzado a emplearse en un momento avanzado. Excavaciones más recientes, han dado a conocer diferentes plantas de habitación de mampostería, como las encontradas en el castro del Zarranzano.

 

 

Los ajuares materiales documentados son en su inmensa mayoría cerámicas, vasos de superficies lisas y cuidadas, fundamentalmente de tendencia cuenquiforme, y otras especies toscas, contenedores de almacenaje, con decoraciones de digitaciones, ungulaciones o cordones en los bordes. Los hallazgos metálicos son poco frecuentes, mayoritariamente de bronce, apuntando con exclusividad al siglo V a.C, como fíbulas, agujas, fragmentos de brazaletes, pasadores, botones, etc. Destaca, en relación con la metalurgia, un posible horno de fundición documentado en El Royo, donde aparecen moldes de arcilla para la fabricación de objetos de bronce y escorias de hierro, cuya materia prima se recogería del entorno, siendo conocidos los recursos férricos y cúpricos de Vinuesa, así como los del Moncayo cuya explotación será algo posterior.  Entre los ajuares domésticos destacan las fusayolas de barro y las pesas de telar, relacionados con actividades textiles, así como ponderas, fichas cerámicas circulares con perforación central, interpretadas como fichas y bolas de arenisca o arcilla, que pudieron servir para el juego, y los molinos  barquiformes y circulares para la transformación de harinas.

Las estrategias productivas buscarán la diversificación de los recursos repartidos en el entorno. Así pues desarrollan una agricultura en los terrenos más inmediatos, a las faldas de los cerros donde se asientan, con menor gasto para el traslado, cultivando hortalizas, leguminosas y cereales de secano, como trigo y cebada, documentadas en los análisis de residuos de las cerámicas y molinos, destacando, como curiosidad, la elaboración de cerveza, cuyo proceso se documenta tanto en Numancia como en Hinojosa del Campo, siendo este último lugar el que presenta las fechas más antiguas de la elaboración de este caldo (siglo VI a.C).

 

 

La ganadería sería una actividad muy destacada en este medio geográfico que ofrece grandes posibilidades para su desarrollo, como los fondos de valle que serían utilizados como pastos comunales. Los animales domésticos documentados son principalmente ovicápridos, vacas, caballos y perros, desarrollándose estrategias pastoriles que buscarán el contraste de pastos de verano e invierno, como la  dula, que no es más que la organización que designa a un pastor el traslado del ganado en verano a unos pastos comunales, tradición que a pesar de vincularse a un origen medieval, presenta en este contexto socio-económico una relación con el mismo que puede retrotraer su desarrollo a estos momentos. Además aprovecharían toda una serie de recursos que ofrece el entorno boscoso, muy apto para la caza del ciervo y jabalí, y para la recolección de madera y frutos silvestres como bellotas.

La dieta alimenticia de estas poblaciones, sería fundamentalmente vegetal, consumiendo cerveza, harinas y panes de bellotas elaboradas en los molinos anteriormente citados, o  gachas, donde se mezclan diversos cereales con la leche que les proporcionaba el ganado. Raramente comían carne, más que la que proporcionaba la caza, puesto que el ganado era utilizado fundamentalmente para obtener productos secundarios como los derivados lácteos, abonos o la lana, ésta última muy adecuada para protegerse del frío, destacando la confección del sagum, prenda que a modo de capa con capucha ha sido utilizada a la largo de la historia hasta la actualidad.

 

Este régimen alimenticio ofrecía notables carencias, siendo frecuentes las enfermedades como la avitaminosis aviar, el bocio endémico, los sabañones, el raquitismo, caries dentales, etc, lo que definiría el aspecto morfológico poco desarrollado de estas gentes, con estaturas bajas en torno a 1,60 metros.

El tipo de sociedad que generan estos castros es de tipo tribal, sociedades igualitarias fundamentadas en un antepasado genealógico, adoptando una explotación colectiva de la tierra, lo que no significa que no existiesen diferencias de riqueza ente los miembros de la comunidad. La familia será el eje vertebrador de estas sociedades, cuyas formas de autoridad derivan de la  institucionalización de unos linajes que regularán la vida de estas gentes, protagonizando los intercambios y alianzas con otros grupos y planificando y organizando de manera autónoma las actividades productivas que se desarrollan en éste.

Se restringe el acceso a la tierra a toda persona ajena a este grupo, creándose una territorialidad que implica la individualización de cada lugar con respecto a si mismos, y frente a otros pobladores, autodefiniéndose como grupo, por lo que se formarán fronteras y murallas, estas últimas dotadas de múltiples significados aparte de los defensivos.

Generan  un tipo de hábitat castreño que es resultante de la rígida planificación  que se lleva a cabo previamente a su construcción, buscando el equilibrio entre la fuerza de trabajo que poseen y la diversidad de recursos que les ofrece el entorno, no pudiendo superar un límite demográfico previamente establecido, ya que esto traería consecuencias negativas para la supervivencia.

El castro como unidad campesina básica de producción, generalizada e independiente, busca la homogeneidad entre ellos, negando la creación de poblados dependientes entre sí, por lo que  ante un aumento demográfico adoptarán la solución de la  segmentación, es decir la creación de nuevos poblados semejantes con los que establecerán relaciones de solidaridad e intercambio matrimonial. Esta adaptación y estabilidad, dependía en parte de no exceder unos volúmenes demográficos determinados, así el tamaño del grupo no podía ser ni tan pequeño como para no generar la fuerza del trabajo suficiente para mantener los niveles de producción culturalmente fijados, ni tan grande como para que se produjera una intensificación de los procesos de trabajo, sino una decisión del grupo sobre la cantidad de trabajo a invertir. Es esta una de las razones por lo que se erigen estas impresionantes murallas, las cuales vendrán a desempeñar múltiples funciones que van desde lo propiamente defensivo, ante la posibilidad de amenazas externas, hasta lo meramente social, frenar el crecimiento de los poblados, pasando por otras como la expresión simbólica de la identidad de grupo o la protección de la comunidad ante los fríos vientos que azotan estas tierras.

Esa búsqueda de la diversificación de los recursos que les ofrece el entorno, conlleva la necesidad de organizar las tareas de cada uno de sus pobladores. Los hombres llevarían a cabo las actividades agropecuarias más “pesadas”, principalmente aquellas que llevaban aparejado el desplazamiento fuera del poblado, como las pastoriles. Mientras que las mujeres, debido a su condición reproductora, ayudadas por los jóvenes, realizaban aquellas tareas desarrolladas en el entorno más inmediato, como el cultivo de huertos, la transformación de alimentos, elaboración de artefactos, cuidado de los niños, etc., recayendo sobre éstas el peso intelectual del grupo. Tradicionalmente se acepta que eran ellas las que marchaban a otros poblados para casarse, jugando un papel muy importante en las alianzas intercomunitarias.

A partir de la mitad del siglo IV a.C asistimos a la implantación de poblados nuevos, paralelamente al abandono de la mayor parte de los castros serranos, cuya situación y emplazamiento difieren notablemente de estos últimos. Se produce un incremento de la población en la zona centro, acusándose una mayor presión en los márgenes del Duero, campiña de Almazán y zona centro, sobre los ríos Avión e Izana. Estos nuevos poblados se emplazan preferentemente en lugares elevados, cerros destacados en amplias llanadas aptas para la agricultura de secano, sin faltar las pequeñas granjas que se disponen en el llano. Asistimos, por tanto, a un cambio en el régimen de vida que se refleja en la adopción de una nueva manera de organizar la sociedad, asumiendo el modelo organizativo que venía desarrollándose y expandiéndose desde el valle del Ebro, cuya implantación definitiva configura  la cultura celtibérica propiamente dicha.

Los poblados ahora se organizarán a través de una calle central, en torno a la que se disponen viviendas de planta rectangular adosadas entre sí, cuyos muros traseros conforman una muralla.

 

En lo referente al plano económico, asistimos a un progresivo desarrollo de una agricultura cerealera extensiva que emplea nuevas técnicas de cultivo, complementada con una ganadería de bóvidos y ovicápridos, así como a la activación de las minas de la sierra del Moncayo, que permite alcanzar un desarrollo significativo en el plano de la metalurgia, principalmente en el trabajo del hierro y bronce.

Se configura una nueva organización social de tipo gentilicio y guerrera que genera una creciente jerarquización social basada en las clientelas personales, las cuales favorecen el mercenariado y las razzias, además de conformar un nuevo ritual funerario basado en la cremación. Todo esto, viene a reflejar la ruptura del e quilibrio mantenido por las sociedades castreñas del primer Hierro.

 Estos poblados, de mayor extensión que los anteriores, llevan a cabo un proceso de concentración demográfica que tiene que ver con la progresiva creación de una sociedad de clases, en la que las élites guerreras se encargarán de concentrar y distribuir los excedentes, jerarquizando un territorio formado por poblados y granjas que aceptan la imposición de la capital más cercana..

Durante el siglo III a.C, la cultura celtibérica está plenamente formada y la mayoría de los poblados que continuaron su existencia durante el siglo IV a.C, van siendo absorbidos por otros más grandes

Esta dinámica trae consigo la configuración de las primeras protociudades, a las que llamaremos oppida

 

 

Fuentes:

 

Fuente: www.Almarza.org

 

http://www.tiermes.net/

 

http://soria-goig.com/

Ermita de la Soledad.

Ermita de la Soledad.

Almarza cuenta con una pequeña ermita de planta octogonal dedicada a la Inmaculada Concepción que se llama ermita de la Soledad. La piedra que se encuentra en frente de la puerta nos indica que se construyó "a costa de los caudales testamentarios de Don Alonso Sanz Parno, el sucesor del Mayorazgo ...".

A medio kilómetro del pueblo en dirección sur se encuentran escombros de otra ermita derruida, cuyos muros fueron restos antiguos de un templo que comunicaba la casa de los Marqueses de Nevares con el adosado convento de los Padres Dominicos. Pernoctó varios días en este convento "San Raimundo de Peñafort"

Fuente: http://www.almarza.org/arte.htm

El apellido Almarza.

El apellido Almarza.

Autor imagen: Sakkarah

Apellido toponímico, con origen en el lugar del mismo nombre al nordeste de la provincia de Soria. Actualmente se halla distribuido en la provincia, destacando la zona de Almazán, Matamala de Almazán, y Quintana Redonda, pero además, en Deza, Yanguas, y el propio Almarza.

 

Los apellidos toponímicos son abundantes. La persona que lleva el apellido, suele tener relación con el lugar.

 

Personas que pertenecían al lugar, al salir fuera, lo utilizaban para diferenciarse del resto, que a lo mejor lo tendían igual al suyo propio.

 

El noble de un lugar, toma por apellido este como demostración de propiedad.

 

Fuente: Javier Mozas Hernando

1.905

1.905

En los albores del siglo XX se agasaja a Cervantes, y en Almarza, el encargado del homenaje fue el abogado Nicolás Rabal:

"Forma parte de todas las bibliotecas del mundo. Se lee en todas las casas, se compra por las personas más indoctas y se puede asegurar que no hay una sola entidad de población en que no haya un ejemplar de este libro".

Arte

Arte

El arte en Almarza, nos muestra una cabeza de león, que es un animal simbólico para los templarios, y representa la lucha del hombre (sabiduría), contra el animal (ignorancia), a la que tiene que vencer para extraerle su secreto.

 

También están en nuestro haber elementos celtas, como una cruz y una rueda solar.

 

 

Fuente: www.Almarza.info

 

Románico en Almarza.

Románico en Almarza.

ALMARZA, en su actual y recia iglesia, conserva la portada románica del edificio anterior, con dos archivoltas lisas y una chambrana decoirada con pequeñas bolas.

Fuente: http://gumaro.com

Gallinero

Gallinero

Gallinero fue residencia de nobles familias, los Vinuesa, Neila, Velasco, Baumont, Calderón... allí está la casa señorial gótica, que perteneció a los Vinuesa, blasonada con un gran escudo de las familias Vinuesa, Baumont y de los Río. El palacio tiene una decoración sencilla.

 

 

Existe en esta población un palacio gótico que podría haber estado fortificado, a juzgar por la sustitución de ventanales por saeteras en la planta baja. En la planta superior cuenta, en su fachada este (que da al frontón del pueblo que aprovecha parte de ésta), con un blasón, al parecer de los Bravo, y una especialmente bella ventana descrita por Clemente Sáenz Ruidrejo y Florentino Zamora Lucas como ajimez de arcos conopiales con adornos polilobulados en su intradós y artisticos rosetones calados.

En la estrecha fachada sur aparece otra ventana no menos historiada, enfiletada con columelas en las jambas, coronada por un escudete de azucenas de cenefa de aspas. Ambas están realizadas en el mismo tipo de piedra arenisca, y podrían fecharse en mediados del siglo XV, pertenceciente a la casa de Tera. La entrada oeste muestra un arco de medio punto cegado.

Taracena describió la presencia de un castro celtíbero en el término. El Gallinero medieval tiene su origen en las repoblaciones de origen camerano entre los siglos X y XI (existe un Gallinero en la actual provincia de La Rioja) y ya se encuentra documentado desde el censo de 1270. La iglesia gótica está dedicada a Nuestra Señora del Rosario.

Recogido de www.castillosdesoria.com

Islam

Islam

Autor imagen: Sakkarah

 

En los primeros tiempos del dominio musulmán, comenzó la islamización de Soria. Almarza lleva topónimo árabe.

La influencia del Islam, se hizo menos evidente al norte del Duero. La parte oriental tiene síntomas beréberes, en la occidental quedaron las guarniciones militares.

Yo carezco de datos, sobre si tenemos vestigios de su paso.