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Almarza

Dalmarza

Dalmarza

Autor imagen: Sakkarah

 

Qué pena no poder saber más cosas…Si se tuviera tiempo para investigar…Curioso saber que este pueblo, en tiempos de Alfonso X, se llamaba Dalmarza.

 

Almarza pertenecía al Sexmo de Tera. Los habitantes de Soria, eran vasallos directos del Rey. La provincia estaba dividida en sexmos, y Almarza pertenecía al sexmo de Tera, compuesto por:

 

San Andrés, Adobeco, gallinero, Lumbreras, Cerberica, Cubo de la Sierra, Almarza, Cardós, La Póbeda, El Rio, Los Santos, Tera, Arguijo, Porte el Árbol, Castellanos, Torre, Arébalo. Segobia, Matute, Ventosa de la Sierra, Aldiguela, Los Molinos de Raconcillo, Villar del Ala, Sotillo, Las Casillas, Rollamienta, Valdeavellano, Castelfrío, Rebollar, Rebollarejo, Camparacoces, Alzapiedra, Sepúlbeda, Fuentecantos, Portelrubio,Fuen Caliente, fuen sauco, Garray, Chavaler, Pozalmuro, Masegosso, Estepa, El Henar y Espejo.

 

Cada sexmo tenía un procurador que asistía a la junta de la Universidad de la tierra.

 

Al crearse los Ayuntamientos Constitucionales, desaparecen los sexmos. Más adelante, Almarza pasa a ser una de las 5 comarcas de Soria.

Icnitas

Icnitas

Se cree que las icnitas de Almarza eran de terópodos e iguanodóntidos. Esperemos que vallen ese tramo, y que hagan los análisis paleontológicos pertinentes.

 

 

IGUANODÓNTIDOS

Los iguanodóntidos eran ornitópodos bípedos/cuadrúpedos grandes y voluminosos, con largas cabezas, poderosas piernas, con tres dedos en los pies con uñas parecidas a pezuñas y pulgares puntiagudos. Probablemente habían sido alrededor de seis géneros, de 4 a 9 metros de largo. A pesar a las similitudes entre estos géneros, algunos científicos creen que no todos pertenecían a una familia. En realidad, consideran que el Iguanodon y Ouranosaurus son sólo los dos géneros dudosos dentro de los iguanodóntidos. Los iguanodóntidos, en el ancho sentido de la palabra, vivieron desde el Cretácico inferior al superior en Norteamérica, África, Europa y Asia.

Fuente: http://www.duiops.net/dinos/iguanodontidos.html

 

TERÓPODOS

 

El Tyrannosaurus rex es uno de los dinosaurios más conocidos y el animal carnívoro terrestre más grande y feroz de todos los tiempos. Podía desgarrar a sus presas de un sólo bocado. Medía 15 metros de largo y 6 de alto. Este gran dinosaurio pertenecía a un grupo llamado terópodos. El Compsognathus fue uno de los terópodos más pequeños, era parecido a un pollo, que podía correr a gran velocidad y se alimentaba de insectos y lagartos pequeños. El Compsognathus medía medio metro de alto y 80 centímetros de largo. A pesar de su gran diferencia de tamaño, tenían en común dos características muy importantes, ambos comían carne y corrían sobre dos patas. Esto es lo que los incluye en el grupo de los terópodos.

Los terópodos forman un gran grupo que comprende todos los dinosaurios carnívoros depredadores de todos los tamaños. Tenían dos patas traseras largas y fuertes para correr, y una cola musculosa para mantener el equilibrio. La palabra terópodo significa pata de animal. Casi todos los dinosaurios de este grupo tenían tres dedos orientados hacia el frente y provistos de afiladas garras, y un cuarto dedo una con garra dirigido hacia atrás. Las patas delanteras eran cortas y con afiladas zarpas. En sus grandes mandíbulas había hileras de dientes como puñales para despedazar a su presa. Los terópodos vivieron durante toda la Era de los Dinosaurios. Los primeros, eran casi todos pequeños y ligeros. Podían correr a gran velocidad sobre sus patas traseras largas y fuertes, a la caza de insectos y pequeños lagartos.

Un grupo de terópodos llamado ornitomímidos se diferenciaban de los demás por no poseer dientes en su pico óseo. Tenían estos dinosaurios parecidos con los avestruces.

 

Los primeros terópodos eran de un tamaño mucho menor que los posteriores. Estos eran pesados y muy peligrosos. Sus patas traseras eran fuertes y resistentes; y el cuello corto y musculoso, que sostenía su maciza cabeza. Su enorme peso no les permitía correr demasiado, pero eran temibles cazadores, capaces de acabar con los dinosaurios más grandes gracias a sus dientes y garras.

Fuente: © 1997-2008 Duiops (http://www.duiops.net)

 

 

El arca.

El arca.

Siempre suele salir un día soleado, aunque la mayoría de las veces, con nieve.

Es una buena costumbre no perder la tradición. Se lleva y trae el arca con mucha alegría, y siempre con algún mozo bailón encima. No sé como la pobre arca ha resistido los avatares del peso a través de los tiempos...

Allí, el alcalde, y el que hace sus veces en San Andrés, se juntan para intercambia el arca y sus discursos. Y algunas veces en sus palabras se deja ver alguna fina ironía.

En la plaza del pueblo, el Ayuntamiento, obsequiar con unas pastas y unos licores.

Sakkarah

Aquí os dejo un artículo interesante que nos habla de ella:

Almarza y San Andrés son dos interesantes localidades situadas al norte de Soria, entre las sierras de Tabanera, Alba y Montes Claros y al pie de los Cameros. El río Tera se encarga de animar sus términos y la vegetación exhuberante a base de roble, pino, carrasca, tejo, haya y mil especies más en su sotobosque, hace las delicias de gran número de animales salvajes.

En la actualidad Almarza es cabecera de municipio y agrupa los lugares de Cubo de la Sierra, Gallinero, Portelárbol, San Andrés, Segoviela, Sepúlveda de la Sierra y Espejo de Tera. El censo de 1998 nos decía que en este municipio vivían 632 almas, que diría Madoz; la mayor parte de ellas se las reparten Almarza y San Andrés. Los que nos estén leyendo, si a la vez nos siguen, sabrán que no resulta raro hallar comarcas tan pobres de almas en Soria, pero podemos asegurar que las hay más deshabitadas. Nos perdonarán los almarceños y convecinos si, renunciando por unas líneas a nuestras convicciones, damos más importancia al entorno, conscientes de que sin el hombre nada sería como es. Pero es que esta gran comarca abunda tanto de naturaleza que despista del hombre. Además de las sierras que ya hemos mencionado, forma parte del entorno el acebal de Garagüeta, lugar que se nos presenta humanizado, sin que el hombre tenga mucho que ver, alcanzable, a la medida, con unos tonos de verde que sólo la naturaleza es capaz de conseguir, y unos hongos como puestos a propósito, con animales dibujados acordes con el maravilloso decorado.

Los hombres también dejaron su impronta, y lo harían a través de la ganadería trashumante con toda la cohorte de mestas, mestillas, cañadas, veredas, cordeles, prados, documentos que amparaban a mayorales, pastores, ayudantes y zagales y, por encima de todos ellos, los grandes propietarios, quienes serían agraciados con títulos nobiliarios, y, nobleza obliga, ellos se verían obligados a engrandecer los pueblos costeando iglesias y capellanías, blasonando las casas de piedra, la noble piedra ya por ella misma, y dejando para la posteridad un patrimonio digno de ser enseñado. Anduvieron por esta zona los Medranos –después condes de Torrubia-, los Vinuesa, Ríos, Montenegro, marqueses de Vadillo, de Zafra, condes de Guendulain, Gómara, Puebla de Valverde... Y, mientras la trashumancia iba desapareciendo, la nobleza se hacía innecesaria y los colonos recobraban sus tierras, los escudos se iban dorando y embelleciendo más, libres ya de pesos. Lo que fuera casa fuerte de los Medranos se fue convirtiendo en quesería, la casa de los López Montenegro en colegio, el solar sobre el que se autorizó el marquesado de Vadillo se hundió ...

Cada año, por la festividad de los Reyes Magos, dos pueblos de esta tierra, Almarza y San Andrés, se unen para llevar a cabo una ceremonia, por lo sencilla, entrañable, ya que recoge el respeto de unos pueblos por su historia. Los siglos pasan pero unos documentos unen ese pasado desde el año 1367 hasta hoy mismo. Esos documentos se encuentran guardados en un arca de madera y, en ella, se concentra la historia de una comunidad que fue, que es y que será, gracias a ellos y a la voluntad de todos por conservarla. Y esa historia, dentro del arca, cada año, se traslada de un pueblo a otro para ser custodiada por todos, con sus alcaldes a la cabeza. Decimos del "Traslado del Arca".

Hace unos días, con la ceremonia que requiere el acto, el Arca fue llevada al Archivo Histórico Provincial para que sus técnicos procedan, por espacio de dos meses, a la filmación de todos esos nombres, fechas, cifras y firmas reales, para que estos puedan ser estudiados por los investigadores que lo deseen. Es una forma más de colaborar con la Historia. Pero ya hace más de sesenta años, Blas Taracena Aguirre hizo una relación de estos documentos, e inventarió 38. Por ellos sabemos que la dehesa, sus privilegios y organización, era compartida por cuatro lugares: Almarza, San Andrés, Cardos y Pipahón, estos dos últimos despoblados en la actualidad.

A la espera de investigar sobre ellos y extendernos más en una próxima entrega, diremos que de estos dos enclaves existe primera noticia en el censo elaborado en 1270. Cardos, perteneciente a Almarza, se ubicaba a mil metros al sur, a la derecha, lindando con la carretera de Almarza a Soria, frente al punto kilométrico 21,500; este lugar se conoce también como San Miguel. Por su lado, Pipaón, en el que fuera término de San Andrés, estaba a unos doscientos metros a la derecha del río Tera, y a unos trescientos de la confluencia del arroyo Celadillas. Los datos los recoge el padre Gonzalo Martínez Díez, en su muy interesante obra "Las Comunidades de Villa y Tierra de la Extremadura Castellana".

Vayamos, como adelanto de lo que en un futuro puedan ser nuevas investigaciones, a pasar la vista por lo que Blas Taracena recogió de este arca. Los documentos, en su forma externa, están escritos unos sobre pergamino –los correspondientes a las fechas de 1367 a 1497-, otros mixtos pergamino-papel, algunos son de papel pero forrados en pergamino, los hay encuadernados, otros envueltos en cantorales, un cuaderno de papel forrado en piel roja y dos enormes sellos de plomo, por hacer un inventario somero.

El más antiguo de estos documentos –número 1 de la clasificación de Taracena- es el "Traslado de una carta de privilegio dada por el rey don Alfonso amparando a los cuatro Consejos de Almarza, San Andrés, Cardos y Pipahón en la posesión de la dehesa. Fecha 15 de junio era 1367. Dada en ¿Madrid?". La mayor parte de los legajos dan por hecho que la posesión de la dehesa boyal es compartida por los cuatro lugares: San Andrés, Almarza, Pipaón y Cardos. A lo largo de la historia, diferentes reyes confirman los privilegios, siempre reconociendo la co-propiedad. Los contenciosos eran mantenidos con otros lugares y entidades. Así, en hoja de pergamino, el rey Enrique confirma el privilegio dado por el rey Juan en Burgos, el 20 de agosto de 1417, en el que ordena a la ciudad de Soria "que no les inquiete –a los cuatro lugares- en la posesión de la dehesa y que no les interrumpa el disfrute de la misma". Contencioso también debieron mantener con la Mesta, según se desprende del documento 9 del inventario Taracena, "ejecutoria ganada contra el Concejo de la Mesta por Almarza en el mes de agosto de 1463"; el número 13 recoge asimismo el pleito mantenido contra la Mesta y doña Teresa Vinuesa Salcedo "sobre hacer baldear la dehesa".

Cuando puedan consultarse todos estos papeles, se sabrán las penas sobre los ganados que entren a la dehesa (provisión real dada en Madrid el 20 de febrero de 1530) según las ordenanzas dadas por el emperador Carlos y la reina Juana, su madre. Sabremos detalladamente de la sentencia sobre la Casa de Vadillo impidiéndoles "gozar el camino que está por cima del molino de los herederos de Manuel Gonzalez vecino de Almarza", o de la ejcutoria ganada en Valladolid, el 21 de junio de 1652, contra don Antonio de Salcedo, y que le impedía pasar con sus ganados por la dehesa. De 1675 se conserva una escritura de compromiso hecha entre los lugares de Almarza y San Andrés con el de Gallinero sobre que estos últimos no puedan entrar "con vara alta" (1) en el término común de los primeros.

Existen, entre todos estos legajos guardados cuidadosamente en el Arca, algunos que se refieren a otros pleitos por la posesión de la ermita de los Santos Nuevos, firmados por el venerable Palafox, obispo de Osma, que comentaremos en un próximo trabajo para el que seguiremos al padre Damián Janáriz y su investigación sobre las ermitas de la diócesis de Osma.

Hemos acudido al Catastro del marqués de la Ensenada para ampliar la información del objeto físico de toda esta documentación. En 1754, para aportar los datos al catastro que hacemos referencia, según la pregunta 12 del formulario, ésta se interrumpió para proceder al protocolo: "Se suspendió esta pregunta hasta la concurrencia de los alcaldes regidores y peritos del lugar de San Andrés para responder uniformemente con los de Almarza sobre el procedido de la dehesa común de uno y otro pueblo (...) [comparecieron] Gregorio Santa Ana y Manuel Ventosa Moral, alcaldes de San Andrés, y Juan Martínez Tejado y Pedro Tierno, regidores, Francisco Sanz y José Hernández, peritos...". Dijeron que "la dehesa es común de uno y otro pueblo pro indiviso", era considerada de primera calidad y estaba poblada de robles y hayas. Solamente la parte perteneciente a Almarza ocupaba 1.762 yugadas (2) de las 4.886 para todo el término. Por razón de pasto, leña y bellota produce 4 reales de vellón/año/yugada".

(1) Según el Diccionario de Autoridades, "entrar con vara alta" es una expresión con que se dice de cualquiera que quiere ostentar superioridad o mando.

(2) Una yugada correspondía a 3.200 varas castellanas cuadradas; cada vara mide 83,59 cms. Pero ya yugada era también considerada la porción de tierra de labor que podía arar una yunta en un día; también equivalía a cincuenta fanegas.

© Isabel Goig Soler

Almarza pps.

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Iglesia de Santa Lucía.

Iglesia de Santa Lucía.

Autor del dibujo: Mercedes Pérez

Esta Iglesia tiene un pasadizo que se cree lleva hacia la casa contigua a ella, que fue donde nació el inquisidor.

Hace muchos años tenía una parte destinada para las reuniones de los jóvenes del pueblo. Hoy en día se ha hecho en su lugar una capilla, ya que en el invierno, que hay poca gente, es demasiado fría.

El párroco actual, D. Marcelino, es un trabajador incansable en sus obras de restauración.

Cuentan de un cura que hubo antiguamente, que no permitía entrar a las mujeres sin medias a la Iglesia, y que tenía mucho carácter para hacer cumplir las normas. Era muy temido D. Bonifacio.

Yo recuerdo a D. Victor, que al terminar la Misa, nos pasaba a los críos a la sacristía, y allí nos repartía capones por haber hablado.

Sakkarah

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Arciprestazgo de Almarza. Parroquia de Ascenso dedicada a Santa Lucía, con tres templos y, antiguamente, con cementerio parroquial, de propiedad acreditada. La iglesia parroquial es de 1525, la partida de bautismo más antigua es de 1542, la de defunciones de 1550 y la de matrimonio de 1565.

La iglesia es un edificio sólido y antiquísimo que se considera del siglo XIII, sucesivamente ampliado y mejorado durante los siglos XVI y XVIII.

En la iglesia hay una reliquia, cuya auténtica (con sello de cera que data de 1786) dice ser un trozo de velo de la Santísima Virgen y del Palio de San José. En el retablo hay otras dos reliquias que no ofrecen muchas garantías de ser auténticas. No se les ofrece, de tradición ni de presente, ningún culto ni veneración.

El Templo es de una sola nave
y al lado izquierdo tiene de notable una capilla llamada " del inquisidor". Su nombre le viene por haber sido construida a expensas de Don Juan Ramírez, hijo ilustre de este pueblo que desempeñó el cargo de "Inquisidor general", antes de ser nombrado Obispo de Cuzco.

(Almarza y su comarca)

Río Tera.

Río Tera.

Autor imagen: Sakkarah

 

En un caminar sereno y sencillo pasan sus aguas socorriendo tus tierras. En verdes soledades te bordea, y el susurro del agua va narrando el misterio de tu historia. En cada piedra graba los secretos de tus gentes, y tu aire limpio arrastra su arcano pensamiento.

 

Los viejos árboles atestiguan tu edad, y tu flora libre se renueva.

Sakkarah

A mi amigo Juan.

A mi amigo Juan.

Autor imagen: Mercedes Pérez

De Almarza partiste y al fin regresaste

larga tu figura, ¡caballero andante!.

gentil con la dama a quien siempre amaste

tomaste su mano para el largo viaje.

 

Tus huesos quebrados, sin fiel rocinante

cabalgo tu fe: Franca e inquebrantable.

Como mío Cid, sin estar venciste

mas aquí en Almarza, tu huella dejaste.

 

Grabada en la piedra, allá donde fuiste

En la hermosa ermita, tu cercana iglesia

En el viejo puente o en el arca vieja.

Y en la fuente seca, que hoy mismo gotea

llorando de pena, guardando tu ausencia.

 

Ahora formas parte de una bella historia.

Que tu nieto escribe, para mayor gloria

De este lindo pueblo, qué sus secas tierras

albergan tus restos; junto al de los tuyos

en la misma tierra que acoge a los nuestros.

 

Vayan estas letras de agradecimiento

para ti, ¡mi amigo!, por que fuiste bueno

para tantos otros que con sus desvelos

forjaron la historia de este:

Nuestro pueblo.

Anónimo

Los mozos.

Los mozos.

Autor imagen: Sakkara.

 

Para hacerse mozo del pueblo, los chicos tenían que poner un dinerillo y una botella de cualquier licor. A las mozas no se las exigía nada, sólo que les dieran el visto bueno para entrar, y siempre era dado.

 

Una de las actividades de los mozos era adornar la fuente para el día de la fiesta en que se conmemoraba su inauguración. Se iban todos en fila de a dos por la carretera abajo, y después se metían por un camino forestal donde cogían ramas de árboles. Eso más unas cuantas flores, que solían cogerlas del pueblo vecino, servía para dejar una fuente irreconocible.

 

Ser mozo antiguo tenía ciertas ventajas, me acuerdo a que a los novatos nos mandaban a casa a por cosas para la cena, cada uno traía una cosa; y una vez preparado, no nos lo dejaban probar. Creo que al final nos tocaba algo, pues se les debía ablandar el corazón.

 

Nunca olvidaré ese chocolate que hacía a primera hora de la mañana, tras adornarla. Nunca lo probé, pero nuestras carreras nos costaba. Los chicos, un poco gamberretes, lo hacía, lo tomaban y metían el pie para revolverlo, tras lo cual, pretendían que nosotras lo tomáramos…¡Nos faltaban pies para alejarnos!

 

Otra costumbre en la que participaban, era para pedir el “piso” a los chicos que se llevaban una novia del lugar. Los pobres lo tenían crudo, pues no les quedaba más remedio que apoquinar. En caso que se negaran, sabían que les esperaba un buen baño en el pilón donde abrevaban las vacas.

Sakkarah